

VIRTUALIDAD, RETOS EDUCATIVOS Y DESIGUALDAD
Nos encontramos en un contexto de cambios, reflexiones y acciones donde el tema de la virtualización juega un papel central en el marco de la pandemia del Covid-19, ya que en Colombia, cerca de 21,7 millones de personas tienen acceso a Internet mientras los otros tantos millones que no; se concentran en las ciudades (estratos uno y dos) y en regiones apartadas (periferias y demás).
Es por eso que el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) ha buscado avanzar en la materia e incluso ya habla de las tres fases que componen este proceso de virtualización: la primera de una sola tecnología con poca comunicación entre el profesor y el estudiante. La segunda presenta una introducción de otras tecnologías y mayor posibilidad de interacción entre el docente y el estudiante. Y la última se caracteriza por la utilización de tecnologías más sofisticadas y por la interacción directa entre el profesor del curso y sus alumnos en términos muy generales (Conto, 2020). Sin embargo al analizar y llevar la discusión sobre cómo se aborda la virtualización con las conveniencias y/ o problemáticas de este modelo fuera del contexto en el que surgieron, notamos que la realidad pareciera estar alejada de las tres fases descritas por el Ministerio.
En un país con una brecha social y económica como la colombiana, los estudiantes se encuentran ante un panorama en el que la adquisición de bienes materiales es primordial si desea continuar con sus estudios de educación superior, donde la incertidumbre y la desigualdad reinan mientras se implementan formas y sistemas evaluativos que entorpecen el proceso de aprendizaje al estar arraigadas a la acumulación de talleres y exámenes sin una previa enseñanza.
Es así como en las UTS, además de notar el exceso de modalidades evaluativas se comienza a presenciar problemas para atender lo que significa desarrollar la virtualidad de sus estudiantes, ya que no contamos con sólidas plataformas (infraestructura tecnológica), no hay una formación de profesores con habilidades digitales y existe precariedad de conectividad por parte de algunos estudiantes para cumplir con las actividades. En una ITTU donde se aspira lograr una educación superior de mejor calidad, más pertinente a las necesidades de la sociedad, más equitativa y de mayor flexibilidad en el acceso, la virtualización se toma como una medida para contrarrestar la falta de propuestas y alternativas ante un sistema educativo que prefiere continuar con los calendarios académicos a suspender de manera sensata el semestre universitario y/o institucional.
Es por eso que me surge las siguientes preguntas: ¿Dónde quedan los discursos de la calidad, pertinencia, equidad y cooperación de la educación superior si existen vacíos al abordar las clases virtuales? ¿Si se logra terminar el primer semestre de forma virtual y la alerta continúa, se va a continuar en formato virtual con estudiantes presenciales? ¿a qué costo? ¿Estamos dispuestos a generar unidad estudiantil y construir alternativas frente a la implementación de las TIC’S?
Bibliografía
Conto Juan P (2020). “Educación virtual en tiempos de crisis”. Radionica. Bogota, Colombia. Recuperado: https://www.radionica.rocks/Analisis/educacion-virtual-colombia
Observatorio de la Universidad Colombiana (2020) “Año crítico para la educación superior colombiana por coronavirus” Eje 21. Colombia. Recuperado: https://www.eje21.com.co/2020/03/ano-critico-para-la-educacion-superior-colombiana-por-coronavirus/
Equipo de redacción - COMO FUE NOTICIAS